miércoles, 1 de septiembre de 2010

POR EL RIO SAN JUAN.

Era el año 2000, Medellin se vestia de luces y nosotros los misioneros salesianos alistabamos las maletas para viajar al Pacifico Colombiano. Me esperaba cerca a Condoto mi otra familia, la de corazon, niños  y jovenes de color esperaban a este grupo de amigos que en Semana Santa y en Diciembre van a compartir con ellos de ls fiestas que se celebran ya por una tradicion.

Son largas horas de camino y despues de pasar Pereira ya empieza el Cristo a padecer y empezamos a brincar por el mal estado de las carreteras, y ahi sabemos que esta cerca el Choco desde ahi se empieza a ver el abandono del Estado.

Nuestro bus por un momento es parado, y no por el peaje, sino por un grupo de hombres negros corpulentos quienes se encuentran uniformados y nos preguntan para donde nos dirijimos, el lider de la Mision Choco habla con los paramilitares y les dice que vamos en plan de paz  y que somos misioneros, no se porque pero tuve seguridad que no nos iban a secuestrar y llevar por largas horas de camino por la selva chocoana. Gracias a Dios los tipos nos dejaron ir y seguimos nuestro camino y yo me apegaba al Cristo que tenia sobre mi pecho.

Habia pasado una hora  y ya el  hambre hacia estragos, nos detuvimos en un pueblo llamado Carmen del Atrato que deberia ser llamado mejor el pueblo Fantasma , pues casi no habia habitantes, ya que la guerrilla tenia el dominio de esta zona y tenia en repetidas ocaciones enfrentamientos con paramilitares y militares, en las paredes de las casas se podian ver las huellas de esa violencia, varios huecos hechos por cartuchos y balas. Almorce en una pequeña cafeteria y antes de montarme al bus vi a una mujer indigena con los senos afuera y un monton de niños, eso es normal para la cultura de ellos.

Despues de 14 o15 horas de recorrido por fin llegamos a Condoto, lugar donde descansariamos y luego al otro dia saldriamos en una chalupa rumbo a los caserios que nos serian asignados por grupos al lado del  rio San Juan.

Es increible pero cierto, en plena selva del Choco hay vida, y viven muchas personas que por falta de trabajo, de educacion y de salud , se encuentran despues de los 15 años jornaleando en las minas monte arriba a 10 o 15 minutos de sus caserios.

En Acoso lugar donde permaneci 15 dias de diciembre no solo pude ver oro, me regalaron un gran tesoro, el cariño sincero de la gente que me valoraba por lo que soy como persona y por las lecciones que me dieron, una de ellas la mas importante fue que uno no necesita tener toda la plata del mundo para ser feliz, que se puede vivir comiendo marañon, chontaduro, pescado,. y compartir con la familia un bingo, un domino, jugar parques  y embarrarse de pantano jugando un buen partido de fubol, y disfrutando el atardecer sumergiendome en el rio San juan.